La diferencia entre una ensalada perfecta y una ensalada insípida y poco apetecible empieza aquí: las hojas de los vegetales deben estar secas para que aprovechen todos los sabores y aromas del aderezo, para que los aliños no se escurran con el agua y acaben en el fondo del plato, o para que un sándwich vegetal no signifique pan empapado y mayonesa aguada. No es suficiente un escurridor; la centrifugadora no escurre sino que seca por completo las verduras.
Práctica y cómoda: las verduras lavadas se ponen en el cestillo, se coloca la tapa y con la manivela se hace girar en sentido circular; el agua expulsada al girar se deposita en el cubo y las verduras quedan secas, listas para una ensalada perfecta (ahora ya depende solo de la mano del cocinero).
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